El socialismo en Hungría tuvo su primera manifestación importante en la Asociación General de Trabajadores, fundada en 1869, y que disponía de un órgano oficial, el Diario Obrero. Pero la represión desatada tras la Comuna parisina terminó con estos prometedores inicios.
A mediados de los años ochenta regresó de Francia Leó Frankel, la figura más importante del socialismo húngaro en la segunda mitad del siglo XIX. Frankel era un orfebre que partió a Alemania a trabajar en 1861, donde comenzó a frecuentar a Ferdinand Lassalle. En París trabajó en los inicios de la Primera Internacional, lo que le llevó a la cárcel en 1870. Fue liberado en septiembre de ese año en plena crisis por el desenlace de la guerra franco-prusiana. Se destacó en la Comuna y fue herido en la defensa de París. Frankel fue sentenciado a muerte en la vorágine represora que se desató al ser derrotada la Comuna, pero consiguió escapar a Suiza. Del país centroeuropeo viajó a Londres y volvió a colaborar activamente en la Primera Internacional, formándose en la teoría marxista. Fue extraditado a Hungría por la policía austriaca en 1876. Y en ese momento se dedicó con energía a promover las causas del movimiento obrero húngaro. Entre ese año y 1881 fue el editor de la Crónica Semanal Obrera. En 1880 fue uno de los grandes promotores de la reunión de un congreso en la clandestinidad donde se fundó el Partido General del Trabajo de Hungría, que pasó a dirigir. La formación surgió por la fusión de dos partidos socialistas previos. El principal de ellos era el Partido de los Trabajadores de Hungría, cuyos miembros eran principalmente socialistas de Budapest, y que se había creado en 1878. Estos socialistas se esforzaron en promover el sindicalismo y en la lucha por un salario digno mínimo y la reducción de la jornada laboral. Este Partido estaba enfrentado con la otra formación socialista, aunque al final se terminaran por fusionar, como hemos apuntado. Estamos hablando del conocido como Partido No Votantes, más preocupado por el sufragio universal y la democratización del régimen político.
El nuevo Partido adoptó el programa de Gotha, adaptado a la situación húngara, exigiendo el establecimiento del sufragio universal y la nacionalización de los medios de producción. Pero las autoridades húngaras reaccionaron contra este movimiento de unión que daba impulso al movimiento obrero. En 1881 detuvieron a Frankel y le condenaron a prisión por violar la legislación de prensa en vigor. A partir de entonces el Partido se moderó al ser dirigido por el sector más conservador. Cuando Frankel salió de prisión decidió emigrar a Francia donde moriría en 1896.
El movimiento obrero húngaro vivió en los años ochenta un intenso debate entre marxistas, reformistas u oportunistas y anarquistas. Pero no cabe duda que había adquirido un gran protagonismo porque el parlamento húngaro comenzó a interesarse por la cuestión social con el objetivo de intentar frenar la presión sindical.
Eduardo Montagut
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